Misión en San Juan





Cuando comencé a visitar el Bº Holanda, ya el grupo huellas había iniciado su actividad pastoral en el mismo. Lo primero que observe fue que era una comunidad pequeña, unas cuarenta familias aproximadamente, en ese momento nos enfocábamos en la catequesis pero ansiábamos salir a visitar más a las familias, pero teníamos algo de inseguridad, un poco de miedo, ya que es un barrio mal visto por la sociedad por su nivel de delincuencia entre otras cosas. Aun así nos decimos salir de casa de doña Norma (donde dábamos la catequesis) para golpear cada puerta,  acompañar e involucrarnos en sus problemas cotidianos. No fue fácil, tuvimos que dejarnos llevar totalmente por la gracia del espíritu santo...En ese momento frente a mis ojos la comunidad se volvió enorme.

Han pasado ya dos años de que comenzamos a abrirnos a todo tipo de desafíos, donde damos la catequesis y también nos tomamos el tiempo para visitar las familias, hoy en día no hay familia que no sea visitada, donde cuando al principio éramos extraños, hoy nos llaman para contarnos sus problemas o para transmitirnos iniciativas propias de ellos...
Nos expusimos a todo tipo de testimonios de personas que viven en condiciones de pobreza extrema, violaciones, maltratos, etc...Algo duro y solo Dios sabe como contenernos, hemos visto llegar criaturas y también verlas partir, los niños son la luz que nos iluminan cada vez que vamos a visitarlos.


Este último tiempo nuestro grupo carece de personas pero con la participación de la comunidad hemos podido llevar a cabo varias actividades juntos, ellos están dispuestos a trabajar unidos en Cristo.
Parecía todo terminado en este barrio, hasta que nos dimos cuenta la gran deserción escolar, el trabajo infantil, la desocupación, la marginación, las condiciones donde se dispersan los niños son insalubres, falta de atención eclesial y mas, nos dimos cuenta que a pesar de llevar cuatro años acompañándolos, apenas esto es el principio.
Es así que cada año comenzamos deseosos de seguir viviendo el carisma misionero vicentino en esta comunidad a la cual Dios nos ha enviado a evangelizar no solo de palabra, sino también de acción.

Vamos cada Sábado a compartir nuestra Fe, de distintas maneras, tomando unos mates, tal vez jugando, sonriendo o escuchando.
Es cuestión de animarse a vivir lo hermoso de ser misionero, seguidor de Cristo y tu puedes hacerlo, simplemente saliendo de los esquemas de tu rutina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Libro de Visitas