miércoles, 6 de febrero de 2013



 iercoles 06/02/13



Primera Lectura: Hebreos 12,4-7.11-15 
"El Señor reprende a los que ama"
 

Hermanos: Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado. Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: "Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos." Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz. 
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará. Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos. 
L: Palabra de Dios 
A: Te alabamos Señor
 


Salmo Responsorial: 102,1-2.13-14.17-18a 
"La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos."
 

Bendice, alma mía, al Señor, 
y todo mi ser a su santo nombre. 
Bendice, alma mía, al Señor, 
y no olvides sus beneficios. R/. 

Como un padre siente ternura por sus hijos, 
siente el Señor ternura por sus fieles; 
porque Él conoce nuestra masa, 
se acuerda de que somos barro. R/. 

Pero la misericordia del Señor dura siempre, 
su justicia pasa de hijos a nietos: 
para los que guardan la alianza. R/. 


Evangelio: Marcos 6,1-6 
"No desprecian a un profeta más que en su tierra"
 

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: "¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?" Y esto les resultaba escandaloso. 
Jesús les decía: "No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa." No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando. 
L: Palabra del Señor 
A: Gloria a ti Señor Jesús



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